En numerosas ocasiones he escuchado en el mundillo que para ser copiloto de rallyes hay que estar loco. De ahí el juego de palabras en el título. Sin embargo no puedo estar en mas desacuerdo con ese prejuicio. Gran cantidad de copilotos que he conocido (y son muchos) son en su mayoría los que ponen un poco de juicio dentro de un coche de carreras, salvo en en algunos casos, hay de todo en la viña del señor. Suelen ser personas con un alto grado de orden, calma y con la cabeza muy bien amueblada. Están muy cuerdos, pero eso sí, y es lo que los diferencia, no tienen miedo.
Son claramente indentificables cuando deambulan por las asistencias ya que los verás siempre con el carnet de ruta en la mano, lo tienen siempre controlado como si fuera un cangrejo en un cubo. Por un carnet de ruta un copiloto «ma…ta». Suelen ser discretos, y gran parte de su trabajo consiste en pasar lo más desapercibido posible. También por desgracia suelen ser invisibles para muchos de los medios de comunicación, sobre todo los generalistas, pero también en algunos de los especializados.
Recuerdo que hace algunos años, en el WRC, algún lumbreras de los que ponen las normas, que seguramente no se había subido en un coche de carreras en su vida, quitó sus nombres de los cristales para que sólo apareciera el del piloto. A aquel iluminado sólo le deseé entonces que, en uno de las muchas comidas de las que decían que eran de trabajo y que pagaban otros, le sentara mal y se estuviera cagando un año entero. Nunca pude comprobar si mi deseo se cumplió.
Además, siempre me ha parecido que los errores de los pilotos respecto al de los copilotos no se han medido por el mismo rasero. Por ejemplo: siempre hemos dicho que una salida de carretera por exceso de fogosidad del piloto son cosas de las carreras, pero que el copiloto se pierda en el roadbook es algo intolerable.
Gente rara esta de los copilotos…. que no buscan el protagonismo!
Deja tu comentario